Hace 60 años, se instalaron  en muchas de nuestra carreteras españolas, el primer toro de Osborne.

En 1956 Osborne encargó a la empresa Azor unos carteles publicitarios que representaban al brandy Veterano, el  dibujante y pintor Manuel Prieto Benítez, nacido en el Puerto de Santa María (Cádiz) , fue el encargado de este proyecto.

 

 

 

 

Manuel Prieto, obtuvo diversos premios internacionales, pero  el éxito de su toro, fue el más conocido, convertido en patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España, según incluso sentencia judicial,  expreso en algunas ocasiones su decepción,  porque, después de su larga trayectoria profesional , terminó siendo conocido como el autor del toro de la carretera.

El Toro de Osborne, fue el  logotipo para la exposición monográfica “100 años de diseño gráfico en España”, celebrada en el año 2000 en el Museo Reina Sofía, que tuvo como comisario al diseñador Alberto Corazón.

500 ejemplares llegaron  a existir distribuidos al lado de cientos de carreteras de todo el País, y registrados en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz en 1996, cuando surgió cierta polémica al solicitar la Dirección General de Trafico su retirada por motivos de seguridad al alegar que los indicativos despistaban al conductor.

 

 

 

 

El primer toro de Osborne, colocado en las carreteras españolas, y que aún se mantiene en pie, está situado en el pueblo madrileño de Cabanillas de la Sierra, su alcalde, Antonio Olalla, confiesa que al principio los vecinos no vieron bien la llegada del toro a su pueblo,  ahora todos sus vecinos están muy orgullosos de este imponente astado.

Emblemático por ser una raza especial, capa negro zaíno, veleto de cuernos, alto de agujas y rabilargo, único rey de la manada,  con su silueta

solitaria en el horizonte, se le ve a kilómetros de distancia por sus  enormes dimensiones.

 

 

 

 

Inicialmente el diseño de Manolo Prieto tenía los cuernos blancos,  y en el cuerpo, la palabra Veterano con manchas  entrepelada, eran de madera y de menor tamaño,  en un principio los publicistas buscaban el efecto sorpresa  de  los visitantes que llegaban a Madrid,  colocados en lugares estratégicos, se desestimó el efecto sorpresa,  por el efecto presencia y simbolismo, cambiando así su tamaño y su estructura sustituyendo la madera por el hierro, sus 14 metros se componen de 70 planchas metálicas, con cinco toneladas de peso y ensamblada por 10.000 tornillos.

Actualmente de los 500 iniciales  de hace 60 años, ahora mismo son 91 los que quedan colocados, protegidos desde 1997 por el Tribunal Supremo, que lo indultó por su interés estético y cultural.

 

Un museo singular “La Toro Gallery “en el Puerto de Santa María, muestra la formidable historia de un mito nacido para anuncio y convertido en icono cultural.

 

 

Ellos siguen allí,  inertes, en su lugar de siempre,  contemplando la luna y el sol, haga frió o calor, EL  TORO DE OSBORNE, no tiene precio ni valor de mercado, es un símbolo Español.